martes, 8 de marzo de 2016

Editorial: El significado, la resignificación y la recuperación del día de la Mujer

Hace pocos días en el suplemento Séptimo Día del diario ¨El Telégrafo¨ se recuperaba la memoria de los hechos que fundamentaron la celebración del día de la mujer. Y aunque exista cierta ambigüedad tanto sobre la fecha como sobre el lugar de los hechos, los orígenes de esta celebración destinada para el ocho de marzo, propiamente se relacionan con el amotinamiento de las mujeres rusas a inicios de 1917, cuyo resultado trajo consigo la caída de Nicolás II y la revolución de Octubre.

Otra luchadora de nuestra sangre, Matilde, tuvo que superar todos los tapujos y prejuicios de su generación para estudiar y poder sufragar en un mundo patriarcal e inequitativo. Los escritos de Pablo Palacio cuestionando la ¨propiedad de la mujer¨ y el derecho a matarlas que tenían sus maridos para punir el adulterio, generaban personajes femeninos que reflejaban estas tensiones, según Mora Witt en su artículo publicado en la Revista Mediodía.   
  
Sin embargo, la sociedad de consumo se ha encargado de transformar el significado de estas luchas y estos valores en una mera venta de artilugios que supuestamente representan la memoria, pero que nada tienen que ver con su significado inicial. Quizás unas flores blancas, que son las que se llevan a los cementerios, podrían relacionarse. Sin embargo, la costumbre de regalar accesorios o ¨detalles¨ a las mujeres ¨en su día¨ tiene más que ver con el mercado que con la organización femenina. Al fin y al cabo, una persona machista puede regalar cualquier detalle que le permita su billetera, pero no será capaz de indignarse por el estado de inequidad y violencia que sufre la mujer en nuestra sociedad.

Es por ello que cuando abrimos algún suplemento de la prensa ecuatoriana y latinoamericana en general, al tratar el tema del día de la mujer, se intenta siempre reposicionar a la mujer madre y esposa, más que a la mujer luchadora e indómita. El sistema ha decidido retornar al papel ¨clásico¨ y patriarcal de la mujer, incluso celebrando el ocho de marzo.

Por esta razón, esta editorial está encaminada a rendirle un justo homenaje y tributo a una gran luchadora de nuestros días: Berta Cáceres. Hoy al igual que hace casi un siglo, las páginas de la historia se han escrito con tinta sangre ante la lucha que han generado mujeres en busca de sus derechos y los de sus pueblos. Hoy se hace imprescindible recuperar esta memoria, para no banalizar los significados que han costado algo más que chocolates y flores.


¡Viva siempre Berta en nuestros corazones y en nuestra acción!


DirCom UNL, marzo 2016
RVV/.

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